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sábado, 13 de octubre de 2012

Camino de Santiago, etapa 24ª




Amanece en Carcaboso, son las 7 de la mañana cuando me he levantado para prepararme. Desayuno en el mismo bar del hostal. He dormido fatal, porque me desperté sobresaltada con la alarma del hostal a las dos de la madrugada, y ya no pude dormir profundamente como hubiera querido.
Empiezo sobre las siete y media a dar mis primeros pasos. La etapa de hoy es de 12 kms. aunque no realizaré al final todo el recorrido deseado.


                                                                             



El campo está precioso recién despertado. Voy viendo subir el sol y como va dando forma y sombra a las cosas, a las encinas que me rodean.



 Pronto empiezo a encontrarme con el ganado que serán los protagonistas de la etapa de hoy. Algunos los veo de lejos, otros de cerca pero separándonos las vallas de las fincas. Pero hay un momento del camino que tengo que pasar por medio de las vacas, me guste o no. Esto me hace ir más lento de lo normal, y también alerta, pues aunque sé que no son bravas, no me apetece correr unos "san fermines" en medio del campo. 



El sendero está muy bien señalizado, y no hay pérdida. Debo cruzar varias fincas, portelas,... y una de las veces tengo que saltar una pared, de un campo a otro, porque no me gustan cómo me miran las vacas del lugar. Por seguridad y mi propio miedo varío el recorrido corriendo paralelo a esa pared empedrada que separan una finca de la otra. Llevo un ritmo bastante lento, porque el estar pendiente del ganado una y otra vez me hace tener que pararme continuamente en varias ocasiones. 


Sin embargo es muy agradable correr por este paraje. No me cruzo con nadie durante la mañana. Oigo de lejos algunos hombres del campo trabajando, sus tractores y alguna que otra vaca mugiendo.




Llevo algo más de 9 kms. y decido darme la vuelta. No llego a mi objetivo del día, Ventaquemada. He de volver hacia atrás andando, pues no hay más remedio. Y quiero llegar al hostal antes de las 12 del mediodía. Mis cosas están en la habitación que ocupé y si llego con buena hora me podré duchar antes de regresar a casa. aunque estoy contenta porque he podido hacer unos cuantos kilómetros más del camino, el no llegar a la meta planificada me hace sentir un poco de rabia. lo ideal hubiese sido llegar al destino señalado, pero bueno, a veces no se puede y ya está. 
Después de un verano algo desconectada, y de la paliza de los kilómetros en coche para llegar a Carcaboso, creo que las etapas de estos dos días suman algo y es mejor que nada. Esta etapa ha sido más corta de lo que quería pero nada pasa por casualidad y no debo derrumbarme. ¡Otro día será! 
La vuelta a Carcaboso se hace agradable porque me lo planteo como un paseo matinal. En la vuelta me cruzo con un grupo de ciclistas y varios caminantes. Mi etapa de hoy termina, y no sé cuándo podré volver.


viernes, 12 de octubre de 2012

Camino de Santiago, etapa 23ª



Ha pasado ya mucho tiempo desde mi última salida, y aprovecho el puente del Pilar para realizar al menos varias etapas que me acerquen un poco más a mi meta. El día 12 de octubre es un día especial para mí, y hoy lo voy a vivir de una forma algo distinta. Madrugo bastante para poder llegar a Carcaboso al mediodía. Ya estoy a unas cuatro horas de distancia y se nota al llegar que ya algunas fuerzas se han perdido conduciendo, pero no la ilusión ni las ganas. El día está fabuloso, caluroso pero no como en mi última etapa.Llego a Carcaboso, busco hospedaje en el hostal, en el que por cierto me atienden muy amablemente. Hoy la etapa va desde Galisteo a Carcaboso. Para llegar al punto de salida debo andar unos 11kms hacia Galisteo, pues no hay medio posible de llegar en autobús desde el pueblo donde finaliza hoy mi etapa. Son cerca de la 1 y comienzo a caminar. 




Todo el camino de hoy es por carretera, y a veces se hace muy pesado por los coches. Hay bastante sombra en algunos tramos, y la calor se hace menos sofocante. Me empieza a sobrar ropa. En medio hay otro pequeño pueblo llamado Aldehuela del Jerte. 



 
Sigo las flechas que me indican la dirección adecuada. Paso por un tramo lleno de buitres, y ¡da miedo! ver tantas aves revoloteando por encima de tu cabeza. Hay al menos cien, y me recuerda a la famosa película de los pájaros. ¡Qué horror! Llego por fin a Galisteo, muerta de sed pues hace ahora mucha más calor. Hoy he cometido el fallo de no llevarme agua, y creo que lo pagaré. Empiezo a correr con muchas ganas y sabiendo que ya estoy aquí, nuevamente haciendo camino... La sombra que antes recorría el arcén ha desaparecido, y me va dando todo el sol de pleno. Son cerca de las 3, la calor va apretando, y aunque sé que he dormido mal, que me he dado la paliza en coche, que ya he andado el camino de vuelta y aún me quedan varios kilómetros sin agua...estoy contenta. Hoy el camino me hace pensar en amigos y familiares con los que compartí en otros años este gran día, y eso me lleva a rezar hoy por ellos, acordándome con un anhelo especial de todas esas patronas en las que disfrutábamos en el patio del cuartel desde tempranas horas de la mañana.


La virgen del Pilar está muy unida al Camino de Santiago, y eso produce dentro de mí una paz y un sentimiento muy emotivo.
La virgen se le apareció a Santiago sobre un Pilar, y  es la que animó al apóstol  a seguir caminando cuando él quiso volver hacia atrás desesperanzado. Gracias a ella continuó su camino y he aquí que yo hoy siento en su día que también me da fuerzas para continuar. No sólo hoy, sino cada día.
Llego a Aldehuela del  Jerte y paro en un bar para pedir un vaso de agua. Voy "colorá" y sofocada de la calor, y los tres hombres que hay en la barra se fijan en mi reloj. Les explico qué es y qué estoy haciendo, y entonces ya es cuando se quedan alucinados.
El vaso de agua me sabe a gloria, y me da fuerzas para continuar los kilómetros que me separan de la ducha, de una comida y de la cama.
Llego a Carcaboso a las 3,40h muerta de calor, pero muy feliz de haber podido completar la etapa de hoy.
Como es fiesta cuando llego al hostal, que también es bar y restaurante, está lleno de gente del lugar tapeando y tomando unas copas. Al verme allí toda acalorada todos me miran.
Paso al comedor y me doy la alegría de comerme una gran lasaña, y de beber todo el agua que puedo.
La siesta promete... y descanso por fin un poco.
Hoy ha sido un buen día, y doy gracias a Dios por ello. como buena peregrina termino el día asistiendo a misa y esto me supone un gran regalo siendo el día que hoy es. ¡Viva la Virgen del Pilar!





martes, 28 de agosto de 2012

Camino de Santiago, etapa 22ª

Ya es verano, y este año está apretando la calor de un modo considerable. Han pasado todas las semanas de mis vacaciones y no he podido realizar ninguna etapa del camino. El verano prometía ser un buen periodo para adelantar camino, pero debido a las altas temperaturas y a otras circunstancias, ha pasado el tiempo y me queda el mal sabor de no haber hecho ni una sola ruta más. Así que me decido y aprovechando que es la feria de Aracena preparo mi mochila y cojo el coche rumbo a Grimaldo. Llego al pueblo de Grimaldo, es muy pequeño. El albergue está al lado de un bar, dueños del mismo, y creo que es el único bar de la localidad. Hay un hombre en el albergue. El albergue es pequeño de dos habitaciones, una cocina, un baño y un recibidor. También hay una pequeñísima sala con un televisor que me recuerda al primero que tuvo mi abuela, o sea que no creo que ni funcione. El dueño del bar nos atiende muy amable, y nos habla del camino, de qué ruta coger, de qué parte es complicada... Yo he decidido realizar esta tarde la etapa desde Cañaveral hasta Grimaldo. Y menos mal que se lo comento porque me explica que el autobús hacia Cañaveral pasa por Grimaldo si se llama antes para que te recojan. ¡Claro! no os he dicho que este tramo me falta por hacer para continuar mañana hacia delante. Para evitar hacer el recorrido andando y después corriendo intento enlazar con los horarios de bus. Llamo pues a la compañía de autobuses para que a las 7h. de la tarde me recojan. la siesta se hace muy pesada, y también muy acalorada. No consigo dormirme, y más cuando el del bar me ha dicho que anoche había chinches en el albergue y que la muchacha que durmió allí se levantó con picaduras. Veo algún que otro bichito, y los mato de zapatazo, aunque no sé muy bien qué son. Llega la hora de prepararme y me voy a la parada que está enfrente del albergue. Llega el bus, me monto y a losa 5 minutos estoy ya en Cañaveral. Es aún muy temprano para correr, y hace mucha calor, pero comienzo la etapa. Llevo en la mente el tramo a realizar. Debo llegar a la ermita que está situada a dos kms del pueblo y ahí comienza el sendero.
Justo al comienzo del sendero me encuentro con un hombre que pasea. El dueño del albergue me ha avisado que hay una cuesta muy empinada, con piedras y que seguramente no podré subir corriendo porque además de pendiente te resbalas con las piedras y la tierra suelta. a mí ésto me motiva más y "me pica" un poco, pues ya sabemos las cuestecitas de la sierra y no creo que sea para tanto. Antes de llegar a ese punto me cruzo con una pandilla de chicos y una chica en una fuente, están con unos perros, pero tienen la precaución de agarrarlos cuando me ven llegar corriendo, pues se les ve peligrosos, son pitbull. Me paro a refrescarme en la fuente, pues la calor es horrorosa. Continuo el sendero y a los pocos metros comienza la famosa cuesta.
No parece que sea para tanto, es más, creo que las he subido peores. Comienzo a subirla y aunque voy a un ritmo más lento es posible subirla.
Ya al final de esos 300 metros, el corazón va a tope y pidiendo un sorbito de agua. Es cuando me paro, bebo y hago una foto del paisaje que se contempla desde las alturas. Podré decirle al dueño que sí fui capaz de subirla enterita. Continúo por el sendero que va atravesando un pequeño bosque, muy sombreado, muy silencioso y también un poco misterioso. Se escuchan los coches de lejos, pues la autovía y la carretera comarcal están cerca.
Cuando más tranquila voy, escucho un ruido extraño que me recuerda a un jabalí. Y pensando que puede ser uno, aunque no tengo ni idea si por esta zona hay, salgo pitando y acelerando más mis pasos, con el agravante que mis piernas van cansadas de la calor, de la cuesta, y del miedo de verme atacada. Llego con estos temores a una zona más abierta, dejando los árboles a mi derecha, como me indicó el tabernero. Veo pronto un cruce, que debo pasar, para buscar de nuevo el sendero que me lleve a Grimaldo. Antes de cruzar la carretera, me paro a beber. Llevo un poco de agobio, por la calor y por la pesadez de correr. Y empiezo a pensar que mañana no debo salir, no me encuentro bien físicamente, he perdido mucha forma física este verano. Y con esta idea metida en mi cabecita sigo dando pasos buscando las flechas amarillas que hoy parecen no existir. De hecho, más adelante desaparecen, y me encuentro delante de una cancela que debo saltar. La salto y mis pies se encuentran ahora en el asfalto. Por intuición cojo la dirección que me supongo que va hacia el pueblo. No llevo muchos kms. recorridos, solamente unos 6. Según las guías del camino, entre Cañaveral y Grimaldo hay unos 9kms. Yo para mi bien, llego antes al pueblo, me he ahorrado dos kms. y también unos cuantos minutos de agonía por la calor y la pesadez del cuerpo entero. No me siento bien, ni física ni moralmente. Por fin he llegado a Grimaldo, pero va a ser imposible que mañana continúe mis etapas, tal y como había planeado y como me hubiera gustado hacer. Llego al albergue, y decidida a abandonar, guardo mis cosas y las meto en el coche. Prefiero dormir en otro lugar, en otra habitación, en una cama sin chinches y despertarme entre sábanas que no me recuerden a la amargura que ha supuesto hoy correr. Grimaldo hoy he llegado corriendo a tus calles, pero lamentablemente no saldré corriendo a pie mañana, salgo corriendo en mi coche hacia otro lugar.

sábado, 23 de junio de 2012

Camino de santiago 21ª etapa

No he podido dormir mucho, un pesado mosquito me ha estado dando la lata toda la noche, picándome aquí y allá y dejándome con varias ronchas en mi débil cuerpecito.
A las 5,30 consigo matarlo en un movimiento rápido de melena. La bofetada que le pegan mis pelos es la que había deseado darle desde las 12 de la noche.
A las 6 de la mañana se levanta mi compañero de habitación y le sigo la corriente. Ya estoy harta de cama, de dar vueltas en ella sin poder dormir. además quiero salir temprano para volver pronto a por el coche.
La etapa de hoy es de 12kms según internet, según marca después mi reloj sólo de 10kms. El caso es que debo llegar a Cañaveral.
A las 7 de la mañana hace fresquito, incluso parece que voy a necesitar una manga. Necesito pocos metros y poco tiempo para darme cuenta que no.
La ruta de hoy empieza con una señora cuesta, que para calentar no está nada mal. El camino está malísimo para correr e incluso andar. Es demasiado pedregoso y se van clavando las piedras en la planta del pie. Cuando llego a la ducha me daré cuenta de las consecuencias.
El camino transcurre por jaras.
A los 3kms me encuentro con mis amigas las vacas, que no tienen mejor camino que cruzarse con el mío. Van varios becerrillos y me tengo que esperar a que uno que es un poco torpe se decida a psar y seguir a la madre. Esto me hace perder unos minutos y mi buen ritmo matutino. Una vez que por fin se decide reinicio mi carrera.
El camino va señalado con postes de madera de la Junta de Extremadura pues coincide con un GR. Es fácil continuar el camino sin perderse a excepción de un tramo que se corta por las obras que hay del AVE. Hay que dar un pequeño rodeo y pasar por un ancho camino con tierra muy fina que al pisarla levanta una nube de polvo. Eso hace que mis zapatos, calcetines y piernas se transformen de color.
Hoy no me encuentro con nadie por el camino. Mis compañeros de albergue han salido después que yo, los veré a la vuelta.
Cañaveral se ve desde una distancia de 5kms antes de llegar. Por una parte te da alegría porque ves la meta, pero por otra se hace pesada pues parece que no llega nunca.
Hay que atravesar varias portelas, pero por suerte para mí, hoy no hay ganado suelto.
Antes de las 8,30 de la mañana llego a mi meta. La calor promete, pues si no fuera por el reloj que me marca la hora exacta, juraría que son más de las 11.
Busco un bar, todos están cerrados menos dos. En el primero no hay tostadas. El segundo está a un km. desde mi llegada al pueblo, o sea en la otra punta. Allí desayuno y los dueños se quedan admirados, pues me preguntan si voy haciendo el camino y al decirle que voy haciendo el camino corriendo alucinaron. Y también alucinan con mi reloj. Tres personas en este día se quedan maravillados con mi reloj. ¡Qué suerte la mía!
La vuelta atrás se hace más dura porque el calor aprieta pero voy ya relajada al saber que he realizado la etapa planificada. Llevo agua que me ha dado la señora del bar. No llevo prisa, pero voy a buen ritmo.
Por el camino me cruzo con mis compañeros de hospedaje y también con dos chicos de Bilbao que van con las bicis haciendo el camino de la Plata hasta Astorga.
La gran sorpresa llega cuando estoy casi arrancando el coche para volver a casa. Al llegar al albergue descanso un poco en la sombra y me bebo un refresco que tenía guardado a modo de "brindis" por la meta, y para reponer fuerzas. No me entretengo mucho, y pronto guardo las cosas en el coche para arrancar. Al montarme veo que llega la chica del albergue. No son aún las 12, hora de apertura. entro para que me selle la credencial, pues en el día anterior se me olvidó. Le pido permiso para entrar a lavarme las manos y caras y me ofrece ducharme. ¡Veo el cielo abierto! No sé cómo agradecérselo porque tardo en llegar a casa casi tres horas. Ducharme me sabe a gloria. Ir fresquita y limpia de vuelta a Aracena es todo un detalle. Así termina la etapa de hoy, con un sabor bastante dulce y reconfortante.

viernes, 22 de junio de 2012

Camino de Santiago 20ª etapa

Hoy es viernes 22 de junio, le dan las vacaciones a los escolares. Para celebrarlo me voy a seguir mi camino después de comer. Ha empezado el verano muy fuerte, con temperaturas bastantes altas.
Hoy mi ruta será desde el punto donde lo dejé el último día, a dos kilómetros aproximadamente del rio Almonte, del puente que hay en la N-630, hasta el albergue del embalse de Alcántara. En total son solamente unos 8kms. pero antes debo hacerlos andando para llegar al punto de salida.
Llego al albergue sobre las 6 de la tarde. Está situado en un lugar estratégico, en alto, desde donde se divisa río Tajo. Hay dos parejas y un hombre que no adivino a averiguar su nacionalidad. Es con el que me toca compartir habitación, pues a los matrimonios les dejan una habitación para ellos. El albergue está bien, los cuartos muy buenos, amplios y con sábanas limpias y nuevas.
Descanso un poco antes de empezar a correr, pues llego cansada del viaje y hace calor todavía.
El tramo de hoy es un poco pesado y feo porque transcurre la mayor parte por la carretera, y a excepción de las vistas de ambos ríos, se hace bastante pesado caminar por el asfalto con la dichosa calor.
Cruzar el río Tajo es toda una aventura porque si me pongo a pensar en la altura que tiene... El puente mide algo más de 600 metros de largo, y de altura no sé, pero procuro no mirar abajo, aunque es precioso.
Por la carretera me voy encontrando varias señales de flechas amarillas y también señales metálicas que avisan de peregrinos caminando por el arcén.
No llego a conseguir llegar al punto exacto donde lo dejé la última vez, se me hace tan pesado el caminito, y además me voy quedando sin agua y tengo que volver corriendo hacia el albergue. así que decido comenzar a correr. El calor es sofocante. No sé cuántos grados puede haber, pero son más de las 8,30 de la tarde y parece plena siesta.
El agua ya hace mucho tiempo que me sabe a sopa, por lo calentita que está. Ya no puedo beberla, pero me sirve para mojarme un poco. Tengo que racionarla bien porque apenas queda.
La sed y el agobio van creciendo sin parar. más aún al contemplar tanta agua alrededor y no poder ni tocarla. El acceso a esa masa líquida es tan difícil y tan alejada de la carretera que cualquiera hace esos metros de más para no poder beber. Aunque es difícil engañar a la mente cuando ven tus ojos tanta masa azul. A lo lejos pescadores y bañistas... ¡qué envidia me dan!
Procuro no pensar en el agua, porque cada vez tengo más calor y más sed.
Me paro de vez en cuando porque ya las piernas se niegan a obedecer mis órdenes. Encuentro una buena piedra en una hermosa sombra, y dejo posar todo mi ser en ella.
Hay un tramo que no puedo correr y decido andar un poco para recuperar fuerzas.
Cuando llego al puente del río Tajo lo atravieso corriendo, las pocas fuerzas que me quedan las voy consumiendo en esos metros. Después viene otra sombra y descanso de nuevo un poco. Ya son las 9, ya queda menos para llegar al albergue, aunque no recuerdo cuántas curvas había entre puente y carril, y mis esperanzas se renuevan cuando paso por un cartel que ya ví antes cercano al hospedaje, el "club Tajomar". Tienen un pequeño puerto con algunos barcos de recreo.
Sigo hacia delante y ya me encuentro con el carril que me lleva a la ducha, al agua fresquita y a la cama que me espera.
La etapa de hoy ha sido dura, y me deja sin fuerzas para desear salir de nuevo a la siguiente.

sábado, 19 de mayo de 2012

Camino de Santiago, 19ª etapa

Después de una noche sin poder dormir mucho, (cosas de los albergues y de mis costumbres), me he levantado a las 6 de la mañana. Los peregrinos ciclistas a esa hora ya estaban montados en sus bicis. Cuando me he levantado estaba lloviendo a chuzos. Y a mí se me ha olvidado el chubasquero en casa. Me preparo tranquilamente y recojo todas mis cosas. Más tarde me doy cuenta que no es así, me dejé olvidado unos pantalones, aunque como aún estaba al principio del camino, volví a por recogerlos. Eran las 7,20h  de la mañana.
Después de rezar los laudes en mi coche escuchando la lluvia, me dispongo a buscar un bar para desayunar y esperar mientras tanto que la lluvia cese. Nos han dado propaganda de un bar cercano al albergue, que abre desde las 5,30 de la mañana. En mi coche intento buscarlo para no mojarme, pero después de dar la vuelta a medio pueblo sin encontrarlo, decido entrar en otro que está más a mano.
Desayuno tranquilamente con la esperanza que el tiempo cambie, de no ser así tendré que volver a casa sin hacer etapa. Pero entre este mar de dudas, cuando salgo fuera solo chispea.
Me dirijo hacia el inicio del camino en coche. Me cuesta salir de él, pues no estoy segura de qué decisión será la adecuada. Si me llueve lejos del pueblo, retornaré bastante mojada, y muy abrumada también.




 Al final decido apostar por hacer la etapa. Como diría mi madre: " la primera intención es la que vale". Y me resulta buena tomar esa decisión, porque aunque chispea al principio y se ven nubarrones muy negros a lo lejos, cesa la lluvia y ya no lo hace más durante las siguientes horas.
Por el camino me cruzo con varios peregrinos con los que compartí albergue. Más tarde descubro, que aunque me enredé con mis cosas y mis indecisiones, fui una de las primeras en empezar a caminar hoy. A mi regreso me encontré con todos los demás peregrinos.



El día está bastante fresco, y se corre estupendamente. El camino está perfecto, en muy buen estado. El paisaje es bonito. pero no me paro hoy mucho a hacer fotos.


Hoy a diferencia de otros días hay varias cancelas que atravesar, abrirlas y volver a cerrarlas. Pero por suerte para mí el ganado está todo en las fincas, encerraditas. O al menos eso me parecía a mí, hasta que llegué a un punto, cercano al río Almonte, donde las vacas y sus becerrillos estaban en mitad del camino. Al intentar pasar la valla, las vacas empezaron a andar hacia mí, y aunque veía el río cerca (meta de hoy), sólo me faltaban dos kilómetros, decidí darme la vuelta. Esperar a poder cruzar con los peregrinos que venían más atrás hubiera supuesto enfriarme demasiado.
Al darme la vuelta veo un chico con mochila que aparece de en medio de la nada. Después me explicará cómo había pasado por una zona que se supone está cerrada al público.
Él va hacia Mérida, desde Salamanca. No está haciendo el camino, simplente está andando en dirección a la provincia de Badajoz paara conocer el pueblo de su padre. Él es mallorquín.
Decidimos andar juntos, ya que vamos al mismo lugar. De esta forma se hará el camino más llevadero. Nos contamos mutuamente nuestras aventuras por esta via de la plata.
Me sorprende su historia, bueno sus historias.


Os contaré una de ellas. Al hablar del trabajo, me cuenta que ha estado trabajando durante siete años de pastor, en los Pirineos por la zona de Lérida. Pero que ahora trabaja para una marca de ropa conocida, y que se encarga de organizar los eventos en los que participa esa marca. ¡Qué cambio más radical de curro! ¿No? Ahora se codea con gente del mundo de la moda, "los fashion", como les dice él. Viaja por cantidad de ciudades.
Seguimos hablando las tres horas que estamos juntos. Pues le acerco a Mérida, que es donde tenía previsto llegar caminando.
En el Camino de Santiago te encuentras con tanta gente diferente, con tantas experiencias que contar y tantas anécdotas increibles, que a veces alucinas. Durante menos de 24 horas he conocido y hablado con una polaca, con un húngaro y con un mallorquín. Cada uno de ellos de un mundo distinto, y sin embargo a los tres les ha llamado el caminar en esta via de la plata. ¿Qué es lo que tiene el camino de Santiago que mueve a tantas personas?
Mi etapa de hoy termina, con sabor dulce, y también salado. Pues Joan y yo cuando llegamos a Casar de Cáceres, nos deleitamos con su famosa torta. ¡Deliciosa!

viernes, 18 de mayo de 2012

Camino de Santiago, 18ª etapa

Hoy es viernes, hemos tenido una semana muy calurosa, pero el tiempo ha dicho que bajarán las temperaturas y que refrescará bastante, incluso lloverá en algunos puntos de la península. Por eso decido irme el fin de semana a continuar el camino.
Hoy me tocará realizar la etapa Cáceres-Casar de Cáceres. "Mis proyectos no son tus proyectos..." Así podría titularse la jornada de hoy. Llevo todo "controlado", como siempre. Horarios de bus, kilómetros, tiempo,... Pero para mi sorpresa cuando llego a Cáceres el albergue está ya completo. Son algo más de las cinco de la tarde. Da la casualidad que este fin de semana es el festival Womad en Cáceres, y todo está repleto de gente. Intento buscar alojamiento en otro albergue o en un hostal, pero la policía local me recomienda que busque en Casar, pues allí va a ser imposible.
Los policías son muy atentos conmigo,(para que luego no me tire eso "del cuerpo",je,je). Y es que me dan el teléfono de sus compañeros en Casar para llamarles y preguntarles si está completo el albergue municipal de allí. También me atienden muy bien, y me dice que sí hay sitio seguro.
Así que vuelvo a buscar mi coche, y me dirijo hacia el siguiente pueblo. Los horarios de autobuses desde Casar a Cáceres los viernes por la tarde son a las 5,45 y a las 7,30. Tengo que modificar mi plan, porque cuando llego a Casar, que está a unos 9kms de la capital, ya estoy muy cansada, de las horas que llevo en el coche y de la desilusión y/o palo que me llevé al ver el cartel de completo.
Me dirijo al albergue municipal de este pueblo y están libres varias camas. Hay mucha gente también, y la mayoría extranjeros.


El albergue aquí es gratuito. Así que eso que me ahorro.
Cuando le cuento a mis compañeros del hospedaje cómo estoy haciendo el camino, se quedan alucinados.



Me preparo y me encamino andando hacia Cáceres, aprovechando que se ha nublado. Cambio esta opción por la de esperar al autobus de las 7,30. Por que con las pocas ganas y fuerza que me quedan, no puedo ni pensar en andar desde la parada de autobuses de Cáceres hasta la salida del camino dirección Casar. Son 9kms lo que me separan del punto de salida del día de hoy. Pero se hacen eternos. El camino está bien, aunque es una parte no muy bonita. La carretera va paralela y no dejan de pasar coches. Los últimos kms. son por la carretera, y cuando accedo a ella, es tal el tráfico que hay que me da miedo. Los coches van a toda velocidad.


Así que cuando me quedan dos kms para llegaar a Cáceres y empezaar a correr hacia Casar, decido darme la vuelta, pues antes está la propia vida. No creo que nadie se enfade por saltarme dos kms. El arcén es pequeño y por eso veo tanto peligro en intentar correr por asfalto. Así que aprieto para llegar al carril lo antes posible.


Cuando por fin llego al camino, me da una tranquilidad enorme, pues los coches iban a toda caña.
Hoy se me ocurre llevar una riñonera para probar porque mis calzonas no tienen bolsillo, y eso me supone hacer los 6kms peores de todos los que he hecho. Es un incordio llevar algo que salte a la vez tuya. Voy más lenta que nunca, me crea un estrés exagerado, y voy todo el camino deseando llegar, sin disfrutar para nada de mis pasos, del entorno...
Cuando llego al pueblo, parece que ha pasado una eternidad, pero no es así. Es aún temprano.
Ya por fin descansan mis pies, y llego al albergue donde me espera una ansiada ducha.
Cuando termino mi aseo ceno con el resto de algunos de mis compañeros. Conozco a una chica polaca. Empezamos a hablar, en inglés!!!! A pesar de mi nefasto don, nos entendemos.
Ella ha realizado hoy andando 51kms. Me dice un peregrino, (policía prejubilado), que ella anda un montón, y no le salen ampollas ni nada. La chica, la verdad que está como si tal cosa. Hablamos de Juan Pablo II, de Czestochowa, de Iasna Gora,...Para mí son unos instantes muy amenos.
Llega una pareja al albergue, (que ya me crucé cuando caminaba por la tarde hacia Cáceres). Ellos han cogido las literas El chico me habla y después de llevar un rato con la conversación me entero que es húngaro. ¡Dios mío! Habla perfectamente el castellano, y nosotros los españoles ( o al menos la mayoría), tan torpes para los idiomas, ¡ qué pena! ¡Yo no me había dado cuenta que no era español! Al parecer ha estado trabajando tres años en Sevilla. Hizo parte del camino con unos compañeros del trabajo en aquel tiempo, y ahora ha vuelto para realizarlo con su novia, bueno para continuar con ella. Lo dejaron en Cáceres la última vez.
Todos se acuestan... Y también yo, que más que por sueño es por respeto al silencio que imploran los peregrinos, y de paso reposar todo mi ser.

lunes, 30 de abril de 2012

Camino de Santiago, 17ª etapa

Hoy me levanto temprano para realizar la ruta que va desde Valdesalor hasta Cáceres. Son pocos kilómetros y me lo tomo con tranquilidad. Debo estar antes de las 13h. para coger el bus de regreso.
Hoy el día está un poco mejor, al menos no llueve, pero hace un frío tremendo. Comienza el sendero paralelo a la carretera, y prácticamente es así casi todo el tiempo.


Como ya es más tarde cuando llego al punto de salida, no veo en el horizonte a ningún peregrino. Se nota que de nuevo han madrugado.
Hoy sí que me encuentro con algunas cuestas, pero es increible como las piernas las suben sin protestar. También será porque hoy voy más lenta. si no fallo en mis cálculos llegaré antes de tiempo y me sobrarán minutos para aburrirme. La etapa de hoy son unos 12kms., aunque después descubriré afortunadamente que son menos, unos 10.


La carretera N-630 se cruza varias veces durante el recorrido, y pronto se ve Cáceres al fondo. Encima viene una cuesta abajo y las piernas se embalan algo más.
Veo a los primeros peregrinos del día a lo lejos. Pronto los alcanzo en la última cuesta antes de llegar a la ciudad. Son cuatro, y esta vez sí que son españoles. Nos saludamos y seguimos cin nuestro camino.


La llegada a Cáceres no es demasiado bonita porque se pasa por un polígono y varias casas derrumbadas y viejas. La verdad que me parece mentira haber llegado ya a Cáceres, pues la etapa ha sido corta, pero si pienso en todo lo que he tenido que pasar para llegar a sus calles, me parece increible.
Nada más llegar me dirijo hacia la estación de autobuses, tengo una hora para llegar. Me da tiempo para un café y descansar. Atrás se quedan las zancadas mojadas, las gotas de agua que me salpicaban la cara, y los momentos difíciles del fin de semana. Mi cuerpo ya respira tranquilo, y mi mente comienza a pensar en la siguiente meta, en la próxima etapa, en cómo organizarme para la próxima vez,... Sólo cuando me siento en el bus, descanso realmente y me olvido de todo.

¡Gracias Dios mío por haberme acompañado, una vez más!


sábado, 28 de abril de 2012

Camino de Santiago 16ª etapa

Nos despertamos en el albergue muy temprano, típico de los peregrinos. Algunos salen a caminar antes del amanecer. Yo hoy no tengo tanta prisa, y aunque nos levantamos a las 7 de la mañana voy tranquilamente haciendo las cosas.
En los amaneceres del camino de Santiago, lo que más se suele escuchar son los pasos que dan los caminantes, en medio de esos senderos aún sin clarear, algunos pájaros que despiertan y a veces, el traqueteo de los bastones sobre la tierra que nos espera, ...que esperan nuestros pasos.
Salgo del albergue en busca de un café. Hoy está todo cerrado hasta las 9 de la mañana, por ser sábado. Sólo está abierta la gasolinera, así que dirijo mis pasos hacia allí y desayuno tranquilamente. Me encuentro de nuevo al italiano, que ya ha terminado de tomar su café y se prepara con su mochila para comenzar a caminar rumbo Cáceres. Nos despedimos con un "arivederci", aunque sé será difícil volvernos a ver, pués ellos me llevan una etapa de ventaja.
Me preparo yo también para comenzar a correr aunque antes he de llegar a Alcuéscar andando. La etapa de hoy es Alcuéscar-Aldea del Cano. Como ya expliqué en mi anterior entrada, esta etapa debería haberla hecho antes, pero para organizarme con los horarios de bus, decidí cambiar el orden.
El día está muy nublado. Me encuentro con los peregrinos de Tarragona y nos hacemos una foto para el recuerdo.

Comienzo a andar hacia Alcuéscar y sé que me restan unos 16kms para comenzar a correr. No me agobia mucho la idea de tanta distancia pues voy en plan tranquila y sé que tengo todo el día para acabar la etapa, aunque según mis previsiones antes de las 2 creo que estaré en el coche para descansar y tomarme un día de reposo.
Se anda muy bien, son las 8,30 de la mañana y como hace fresquito me encanta el paseo. Por el camino me encuentro a varios peregrinos que van dirección contraria a mí. Nos saludamos con el "buen camino" que tantas veces se escucha por Galicia. Me sorprendo al ver que todos, la gran mayoría son extranjeros. de todas las edades y de paises diferentes. La noche anterior me contó el italiano que había coincidido con dos lituanas y dos sudafricanos.

En esta zona hay muchos milienarios. Al ir para allá andando me detengo para contemplarlos bien, pues sé que coriendo sólo los miraré desde el sendero.         
                                                                 


El camino es muy bonito y voy contemplando ahora lo que después corriendo no podré observar con tanto detenimiento.
 

Sin apenas darme cuenta llego al pueblo Casaas de San Antonio, que está entre Alcuéscar y Aldea del Cano. Aproximadamente es la mitad del recorrido. A la entrada del mismo coincido con un gran grupo de peregrinos, todos extranjeros. Pierdo un poco la señal del camino y le pregunto a uno de ellos, pero no me entiende. Se nota que mi inglés es muy bueno.
Más adelante en una de las calles de la localidad una señora muy mayor, (o al menos a mí me lo parece), va caminando con su mochila y sus baastones, dando unos pequeñísimos pasos pero constantes. Le pregunto por el camino hacia Alcuéscar y me señala hacia delante. Pero no me debo enterar muy bien, porque pierdo las señales y me veo caminando por la carretera N-630, una vez más.
Alcuéscar se ve a lo lejos, pero voy notando como cada vez me voy retirando y separando más del pueblo. Comienza el agobio del día. sigo caminando por la carretera sin saber a ciencia cierta si me llevará al pueblo, pues cada vez lo veo más retirado hacia mi izquierda, cuando según internet, debo encontrármelo de frente si voy por el camino correcto.
Empieza a llover, y mis ánimos empiezan a deteriorarse un poco. Más que nada por no saber a dónde me conduce el asfalto que piso. Para animarme un poco me tomo el plátano que llevo en uno de mis bolsillos, y así nutrirme un poco.
Intento parar a algún coche para informarme bien. Pero claro está, de nuevo como ayer, no tengo mucha suerte.

Cuando ya me he duchado bien, y voy fresquita, veo que viene una grúa y le hago señales para que pare. El buen hombre se apiada de mí, pues no sólo me informa sino que se ofrece para llevarme al cruce. Me indica que desde allí puedo ir andando a Alcuéscar, son unos 3kms.



Llego por fin al pueblo, muy mojadita, con los pies algo mojados y con unas ganas de un café calentito. Pienso que ya ha pasado lo peor. Atrás se quedan los coches pasando a toda velocidad y salpicándome, las zancadas sin rumbo, y la desesperación de no saber dónde estoy.
Entro en el primer bar que veo y me tomo un café con una barrita energética que llevaba en el bolsillo. Coincido allí con dos peregrinos más. Sus mochilas son gigantescas. Antes de terminar mi café salen bajo la lluvia. Uno de ellos se enciende la pipa y camina fumando serenamente. ¡No había visto aún un peregrino fumando pipa!
No para de llover. Aunque eso no me preocupa. Tampoco los 16kms que me quedan para llegar a la meta de hoy.

El camino empieza al lado del albergue. La portada me resulta bonita, y le hago una foto, con la cruz típica del camino. Este albergue es un convento y se dedican no sólo a atender a los peregrinos, sino también a personas con discapacidad.

Comienzo a correr y la lluvia sólo dura unos segundos. Deja de mojarse la tierra e incluso a veces sale el sol.



El camino está muy embarrado y a veces resbala bastante. En algunos tramos debo dar pasos andando porque no se puede correr con tanto barro.




En los campos me cruzo con ganado que sin molestarse me miran tranquilamente. Hoy me siento un poco más segura que el día anterior con los perros, pues hoy tan solo veo uno en el camino y está tan a gusto que ni me mira.
Cuando llego a Casas de San Antonio tomo varias fotos del puente que hay en la entrada, me parece tan bonito. Va caminando una peregrina delante mía, y también es extranjera.

Entre el trayecto de Casaas de San Antonio y Aldea del Cano me encuentro con un precioso puente con calzada romana. Cuando lo cruzo rezo un padrenuestro por todos los que me apoyáis en mi hazaña. No lo planifico, simplemente me viene esa idea a la cabeza, y entonces comencé a cruzarlo rezando.



Una vez que ya he alcanzado más de 10kms y que comienzo a ver de lejos Aldea, el recorrido se hace mucho más corto, a pesar de terminar en subida. Se sube sin apenas esfuerzo, como si no hubiera andado nada en la mañana. La alegría de saber que un día más llego a la meta sin problemas, sana y salva, hace que aprietes más para subir y realizar los últimos pasos de la etapa 16ª. Chispea un poco, pero ya la meta se ha alcanzado.