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sábado, 19 de mayo de 2012

Camino de Santiago, 19ª etapa

Después de una noche sin poder dormir mucho, (cosas de los albergues y de mis costumbres), me he levantado a las 6 de la mañana. Los peregrinos ciclistas a esa hora ya estaban montados en sus bicis. Cuando me he levantado estaba lloviendo a chuzos. Y a mí se me ha olvidado el chubasquero en casa. Me preparo tranquilamente y recojo todas mis cosas. Más tarde me doy cuenta que no es así, me dejé olvidado unos pantalones, aunque como aún estaba al principio del camino, volví a por recogerlos. Eran las 7,20h  de la mañana.
Después de rezar los laudes en mi coche escuchando la lluvia, me dispongo a buscar un bar para desayunar y esperar mientras tanto que la lluvia cese. Nos han dado propaganda de un bar cercano al albergue, que abre desde las 5,30 de la mañana. En mi coche intento buscarlo para no mojarme, pero después de dar la vuelta a medio pueblo sin encontrarlo, decido entrar en otro que está más a mano.
Desayuno tranquilamente con la esperanza que el tiempo cambie, de no ser así tendré que volver a casa sin hacer etapa. Pero entre este mar de dudas, cuando salgo fuera solo chispea.
Me dirijo hacia el inicio del camino en coche. Me cuesta salir de él, pues no estoy segura de qué decisión será la adecuada. Si me llueve lejos del pueblo, retornaré bastante mojada, y muy abrumada también.




 Al final decido apostar por hacer la etapa. Como diría mi madre: " la primera intención es la que vale". Y me resulta buena tomar esa decisión, porque aunque chispea al principio y se ven nubarrones muy negros a lo lejos, cesa la lluvia y ya no lo hace más durante las siguientes horas.
Por el camino me cruzo con varios peregrinos con los que compartí albergue. Más tarde descubro, que aunque me enredé con mis cosas y mis indecisiones, fui una de las primeras en empezar a caminar hoy. A mi regreso me encontré con todos los demás peregrinos.



El día está bastante fresco, y se corre estupendamente. El camino está perfecto, en muy buen estado. El paisaje es bonito. pero no me paro hoy mucho a hacer fotos.


Hoy a diferencia de otros días hay varias cancelas que atravesar, abrirlas y volver a cerrarlas. Pero por suerte para mí el ganado está todo en las fincas, encerraditas. O al menos eso me parecía a mí, hasta que llegué a un punto, cercano al río Almonte, donde las vacas y sus becerrillos estaban en mitad del camino. Al intentar pasar la valla, las vacas empezaron a andar hacia mí, y aunque veía el río cerca (meta de hoy), sólo me faltaban dos kilómetros, decidí darme la vuelta. Esperar a poder cruzar con los peregrinos que venían más atrás hubiera supuesto enfriarme demasiado.
Al darme la vuelta veo un chico con mochila que aparece de en medio de la nada. Después me explicará cómo había pasado por una zona que se supone está cerrada al público.
Él va hacia Mérida, desde Salamanca. No está haciendo el camino, simplente está andando en dirección a la provincia de Badajoz paara conocer el pueblo de su padre. Él es mallorquín.
Decidimos andar juntos, ya que vamos al mismo lugar. De esta forma se hará el camino más llevadero. Nos contamos mutuamente nuestras aventuras por esta via de la plata.
Me sorprende su historia, bueno sus historias.


Os contaré una de ellas. Al hablar del trabajo, me cuenta que ha estado trabajando durante siete años de pastor, en los Pirineos por la zona de Lérida. Pero que ahora trabaja para una marca de ropa conocida, y que se encarga de organizar los eventos en los que participa esa marca. ¡Qué cambio más radical de curro! ¿No? Ahora se codea con gente del mundo de la moda, "los fashion", como les dice él. Viaja por cantidad de ciudades.
Seguimos hablando las tres horas que estamos juntos. Pues le acerco a Mérida, que es donde tenía previsto llegar caminando.
En el Camino de Santiago te encuentras con tanta gente diferente, con tantas experiencias que contar y tantas anécdotas increibles, que a veces alucinas. Durante menos de 24 horas he conocido y hablado con una polaca, con un húngaro y con un mallorquín. Cada uno de ellos de un mundo distinto, y sin embargo a los tres les ha llamado el caminar en esta via de la plata. ¿Qué es lo que tiene el camino de Santiago que mueve a tantas personas?
Mi etapa de hoy termina, con sabor dulce, y también salado. Pues Joan y yo cuando llegamos a Casar de Cáceres, nos deleitamos con su famosa torta. ¡Deliciosa!

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