Translate

sábado, 17 de septiembre de 2011

Camino de Santiago, 4ª etapa

Hoy es sábado, y me he levantado con ganas de correr. Me encamino con el coche hasta Cañaveral de León. La carretera está en obras y tengo que dar un rodeo para llegar. No me importa, estoy feliz. Casi está amaneciendo, es muy temprano, pero el día está fabuloso, sin una nube. Llego a Cañaveral, son las 9 de la mañana, creo que mucha calor no voy a pasar por la hora, con lo cual pienso que algo a mi favor ya tengo.
Me encamino hacia la carretera que va hacia Fuentes de León. Me esperan 8 apasionados kms. Comienzo a rodar suave, y al kilómetro escaso ya empieza la primera cuestecilla, larga y algo empinada. Empiezo ya a sudar y a pasar algo mal, pero por otra parte me llena de orgullo poder estar ahí, subiendo corriendo esa cuesta, haciendo mi particular camino. Sigo, sin mirar mucho al final de la cuesta. Me encuentro con un hombre, que va bajando, ¡qué suerte! Me saluda, y pienso :"dirá que estoy loca; ¿si él supiera?"...


Llego a un mirador, y me paro. Primero para recuperar algo de fuerza y segundo para contemplar las maravillosas vistas. Es preciosa mi sierra.



A pocos metros está el límite de provincia, no me lo puedo creer, estoy ya en tierras extremeñas. ¡Qué subidón! Encima empieza una cuesta abajo, ¡qué alegría!


La carretera es muy estrecha en algunos momentos, con curvas cerradas. Van pasando coches, se notan que son hombres que van al campo a trabajar. Me miran. No paran de mirarme cada uno. "¿Quizás se pregunten de dónde vengo? ¡Ay si supieran!"



La carretera sigue siempre igual, curvas cerradas, cuestas cortas, y otras más pesadas, algún rellano y vuelta a empezar. Voy con mi bote de agua, y me está viniendo bien. hoy al menos puedo ir bebiendo. aunque no estoy acostumbrada a llevar cosas en la mano cuando corro, es algo incómodo, pero a medida que van pasando los kms. se me va olvidando y molesta menos.
Miro una y otra vez el reloj, ya queda menos. Sé que habrá una gran cuesta al final del recorrido de hoy.
Dos kilómetros antes de llegar, empieza una cuesta pesadita, que no para. Veo las casas del pueblo, y parecen que en vez de acercarse se van alejando más. La cuesta sigue y no para, sus curvas me engañan, cada vez que pienso que ya llego se vuelven a desviar más. No veo el momento de llegar, se me hace "cuesta arriba", y nunca mejor dicho.
Ya voy llegando, aprieto un poco más. Ya me siento en la meta, ya queda poco,... ya veo el cartel de "Fuentes de León" y me hago una foto para demostrar que he llegado.

Voy andando hacia el centro del pueblo en busca de una fuente porque me he quedado sin agua. No encuentro ninguna. Le pregunto a una mujer y me dice que no hay, que no hay ninguna en el pueblo que eche agua. Le echo cara al asunto y entro en un bar, el único que veo abierto a las 10 de la mañana un sábado de septiembre. La mujer muy agradable, me llena el bote de agua fresquita y más cuando le digo que vengo desde Cañaveral corriendo y ahora tengo que volver a recoger mi coche.
La vuelta atrás la hago andando, pero no me resulta pesada. Vuelvo feliz de haber podido realizar una nueva etapa de mi locura.