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viernes, 23 de marzo de 2012

Camino de Santiago, 14ª etapa



Esta tarde me decido a ralizar la etapa que va desde Mérida a Aljucén. Distan unos 15 kms. desde la salida de Mérida, más o menos. Mi deseo es llegar a Aljucén antes de las 20,05h en las que pasa el último autobús del día con dirección a Emérita Augusta.
Al empezar la carrera ya siento el tremendo calor de la tarde. Está nublado y para mañana hay previsión de lluvia, pero hace calor de tormenta. Hoy me he vuelto a vestir con las mallas largas y nada más empezar tengo que remangarme para que me dé algo de aire en las piernas.
Los primeros kms. van por carril de bici, paralelo a la carretera que lleva al pantano de Proserpina. Está a unos 5kms de la ciudad.
La verdad que dan ganas de detenerse y contemplar el agua, pero voy mal de tiempo y no puedo pararme mucho. Sólo me detengo unos instantes para refrescarme la cara y las piernas. El agua está ideal, ¡con razón se dieron un baño mis compis del club "la pasión de los fuertes"!
Sigo corriendo, el sendero va paralelo al pantano rodeándolo. Ya cuando debo dejar ese sendero y continuar unos kms más por la carretera me paro en uno de los chiringuitos que hay en la orilla para pedirle a la dueña que me dé agua, pues llevo ya poquita. Me indica el camino que debo seguir y también los kilómetros que me faltan para El Carrascalejo. Prefiero no pensar en ello, pues me parecen aún muchos, unos 10 (según me indica). Yo confío en haberse equivocado, pues ya llevo 6. Y desde ese pueblecito hasta Aljucén son dos kms más, y mis piernas no están para tantos kms.
La carretera que tomo es muy estrecha, y también muy transitada. Me sorprende los coches que pasan por ella. También me cruzo con un hombre paseando mientras va escuchando la radio. ¿De dónde vendrá?-pienso. Al instante me da esperanza haberle visto, porque eso es señal que estoy cerca de alguna población.
Pero aún me quedan muchos pasos que dar, como más adelante averiguo y compruebo por mi misma.
De la carretera sale un sendero hacia la izquierda, que se va metiendo y adentrando cada vez más en el campo, dejando atrás el asfalto lo cual agradece mucho mis pies. Hay tantos caminos que parece un laberinto, aunque todo está muy bien señalizado, y no hay dudas para perderse.
Me encuentro con una pareja en medio de esa masa de vegetación. Nos asustamos mutuamente, aunque creo que ellos más que yo. A mí el susto me lo pega un ciclista que apenas escuché y al mirar para atrás casi me lo como. Él es el que me indica que me faltan unos dos kms para El Carrascalejo. Así que aprieto un poquito porque ya huelo a meta, y también a descanso. Sé que desde allí hasta Aljucén sólo son dos kms más, y miro la hora y aunque voy justita confío en que me sobrará tiempo.
Hoy en todo el camino no he encontrado ni una sola conchita, solo un par de megolitos cuadrados, típicos de esta zona extremeña.
Al llegar a El Carrascalejo, pueblo muy pequeño, se me hace larguísimo y costosísimo alcanzar el centro del pueblo. Tengo que subir una pequeña cuesta, pero se me hace superinclinada, es ya la vejez y el cansancio. Por fin llego a la iglesia y le pregunto a un hombre cuánto me queda para Aljucén. Me da la buena noticia, y ya sé que llegaré antes de la hora prevista, pues sólo quedan dos kms. y según creo recordar la etapa de hoy terminaba en cuesta abajo.
Esos ánimos me hacen apretar un poquitín y aunque me encuentro de pronto con una pesada cuesta,(y ésta sí que es real), voy con la alegría de saber que una vez más y gracias a Dios voy a completar la etapa de mi particular Camino de Santiago.
Al terminar la cuesta hay una cruz, pero ya sólo tengo ojos para el pueblo que diviso a unos pocos metros delante de mí. Una cuesta abajo me separa de la meta, y sin mirar la cruz, ni hacerle foto, mis piernas se embalan dirección Aljucén.
He llegado a la parada, he entrado en bar para beber algo y me dispongo a estirar un poco mientras espero al bus que me llevará regreso a mi coche.
Gracias Señor, Alcuéscar será otro cantar, y ya pensaremos en ello.
Ahora toca descansar.