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lunes, 30 de abril de 2012

Camino de Santiago, 17ª etapa

Hoy me levanto temprano para realizar la ruta que va desde Valdesalor hasta Cáceres. Son pocos kilómetros y me lo tomo con tranquilidad. Debo estar antes de las 13h. para coger el bus de regreso.
Hoy el día está un poco mejor, al menos no llueve, pero hace un frío tremendo. Comienza el sendero paralelo a la carretera, y prácticamente es así casi todo el tiempo.


Como ya es más tarde cuando llego al punto de salida, no veo en el horizonte a ningún peregrino. Se nota que de nuevo han madrugado.
Hoy sí que me encuentro con algunas cuestas, pero es increible como las piernas las suben sin protestar. También será porque hoy voy más lenta. si no fallo en mis cálculos llegaré antes de tiempo y me sobrarán minutos para aburrirme. La etapa de hoy son unos 12kms., aunque después descubriré afortunadamente que son menos, unos 10.


La carretera N-630 se cruza varias veces durante el recorrido, y pronto se ve Cáceres al fondo. Encima viene una cuesta abajo y las piernas se embalan algo más.
Veo a los primeros peregrinos del día a lo lejos. Pronto los alcanzo en la última cuesta antes de llegar a la ciudad. Son cuatro, y esta vez sí que son españoles. Nos saludamos y seguimos cin nuestro camino.


La llegada a Cáceres no es demasiado bonita porque se pasa por un polígono y varias casas derrumbadas y viejas. La verdad que me parece mentira haber llegado ya a Cáceres, pues la etapa ha sido corta, pero si pienso en todo lo que he tenido que pasar para llegar a sus calles, me parece increible.
Nada más llegar me dirijo hacia la estación de autobuses, tengo una hora para llegar. Me da tiempo para un café y descansar. Atrás se quedan las zancadas mojadas, las gotas de agua que me salpicaban la cara, y los momentos difíciles del fin de semana. Mi cuerpo ya respira tranquilo, y mi mente comienza a pensar en la siguiente meta, en la próxima etapa, en cómo organizarme para la próxima vez,... Sólo cuando me siento en el bus, descanso realmente y me olvido de todo.

¡Gracias Dios mío por haberme acompañado, una vez más!


sábado, 28 de abril de 2012

Camino de Santiago 16ª etapa

Nos despertamos en el albergue muy temprano, típico de los peregrinos. Algunos salen a caminar antes del amanecer. Yo hoy no tengo tanta prisa, y aunque nos levantamos a las 7 de la mañana voy tranquilamente haciendo las cosas.
En los amaneceres del camino de Santiago, lo que más se suele escuchar son los pasos que dan los caminantes, en medio de esos senderos aún sin clarear, algunos pájaros que despiertan y a veces, el traqueteo de los bastones sobre la tierra que nos espera, ...que esperan nuestros pasos.
Salgo del albergue en busca de un café. Hoy está todo cerrado hasta las 9 de la mañana, por ser sábado. Sólo está abierta la gasolinera, así que dirijo mis pasos hacia allí y desayuno tranquilamente. Me encuentro de nuevo al italiano, que ya ha terminado de tomar su café y se prepara con su mochila para comenzar a caminar rumbo Cáceres. Nos despedimos con un "arivederci", aunque sé será difícil volvernos a ver, pués ellos me llevan una etapa de ventaja.
Me preparo yo también para comenzar a correr aunque antes he de llegar a Alcuéscar andando. La etapa de hoy es Alcuéscar-Aldea del Cano. Como ya expliqué en mi anterior entrada, esta etapa debería haberla hecho antes, pero para organizarme con los horarios de bus, decidí cambiar el orden.
El día está muy nublado. Me encuentro con los peregrinos de Tarragona y nos hacemos una foto para el recuerdo.

Comienzo a andar hacia Alcuéscar y sé que me restan unos 16kms para comenzar a correr. No me agobia mucho la idea de tanta distancia pues voy en plan tranquila y sé que tengo todo el día para acabar la etapa, aunque según mis previsiones antes de las 2 creo que estaré en el coche para descansar y tomarme un día de reposo.
Se anda muy bien, son las 8,30 de la mañana y como hace fresquito me encanta el paseo. Por el camino me encuentro a varios peregrinos que van dirección contraria a mí. Nos saludamos con el "buen camino" que tantas veces se escucha por Galicia. Me sorprendo al ver que todos, la gran mayoría son extranjeros. de todas las edades y de paises diferentes. La noche anterior me contó el italiano que había coincidido con dos lituanas y dos sudafricanos.

En esta zona hay muchos milienarios. Al ir para allá andando me detengo para contemplarlos bien, pues sé que coriendo sólo los miraré desde el sendero.         
                                                                 


El camino es muy bonito y voy contemplando ahora lo que después corriendo no podré observar con tanto detenimiento.
 

Sin apenas darme cuenta llego al pueblo Casaas de San Antonio, que está entre Alcuéscar y Aldea del Cano. Aproximadamente es la mitad del recorrido. A la entrada del mismo coincido con un gran grupo de peregrinos, todos extranjeros. Pierdo un poco la señal del camino y le pregunto a uno de ellos, pero no me entiende. Se nota que mi inglés es muy bueno.
Más adelante en una de las calles de la localidad una señora muy mayor, (o al menos a mí me lo parece), va caminando con su mochila y sus baastones, dando unos pequeñísimos pasos pero constantes. Le pregunto por el camino hacia Alcuéscar y me señala hacia delante. Pero no me debo enterar muy bien, porque pierdo las señales y me veo caminando por la carretera N-630, una vez más.
Alcuéscar se ve a lo lejos, pero voy notando como cada vez me voy retirando y separando más del pueblo. Comienza el agobio del día. sigo caminando por la carretera sin saber a ciencia cierta si me llevará al pueblo, pues cada vez lo veo más retirado hacia mi izquierda, cuando según internet, debo encontrármelo de frente si voy por el camino correcto.
Empieza a llover, y mis ánimos empiezan a deteriorarse un poco. Más que nada por no saber a dónde me conduce el asfalto que piso. Para animarme un poco me tomo el plátano que llevo en uno de mis bolsillos, y así nutrirme un poco.
Intento parar a algún coche para informarme bien. Pero claro está, de nuevo como ayer, no tengo mucha suerte.

Cuando ya me he duchado bien, y voy fresquita, veo que viene una grúa y le hago señales para que pare. El buen hombre se apiada de mí, pues no sólo me informa sino que se ofrece para llevarme al cruce. Me indica que desde allí puedo ir andando a Alcuéscar, son unos 3kms.



Llego por fin al pueblo, muy mojadita, con los pies algo mojados y con unas ganas de un café calentito. Pienso que ya ha pasado lo peor. Atrás se quedan los coches pasando a toda velocidad y salpicándome, las zancadas sin rumbo, y la desesperación de no saber dónde estoy.
Entro en el primer bar que veo y me tomo un café con una barrita energética que llevaba en el bolsillo. Coincido allí con dos peregrinos más. Sus mochilas son gigantescas. Antes de terminar mi café salen bajo la lluvia. Uno de ellos se enciende la pipa y camina fumando serenamente. ¡No había visto aún un peregrino fumando pipa!
No para de llover. Aunque eso no me preocupa. Tampoco los 16kms que me quedan para llegar a la meta de hoy.

El camino empieza al lado del albergue. La portada me resulta bonita, y le hago una foto, con la cruz típica del camino. Este albergue es un convento y se dedican no sólo a atender a los peregrinos, sino también a personas con discapacidad.

Comienzo a correr y la lluvia sólo dura unos segundos. Deja de mojarse la tierra e incluso a veces sale el sol.



El camino está muy embarrado y a veces resbala bastante. En algunos tramos debo dar pasos andando porque no se puede correr con tanto barro.




En los campos me cruzo con ganado que sin molestarse me miran tranquilamente. Hoy me siento un poco más segura que el día anterior con los perros, pues hoy tan solo veo uno en el camino y está tan a gusto que ni me mira.
Cuando llego a Casas de San Antonio tomo varias fotos del puente que hay en la entrada, me parece tan bonito. Va caminando una peregrina delante mía, y también es extranjera.

Entre el trayecto de Casaas de San Antonio y Aldea del Cano me encuentro con un precioso puente con calzada romana. Cuando lo cruzo rezo un padrenuestro por todos los que me apoyáis en mi hazaña. No lo planifico, simplemente me viene esa idea a la cabeza, y entonces comencé a cruzarlo rezando.



Una vez que ya he alcanzado más de 10kms y que comienzo a ver de lejos Aldea, el recorrido se hace mucho más corto, a pesar de terminar en subida. Se sube sin apenas esfuerzo, como si no hubiera andado nada en la mañana. La alegría de saber que un día más llego a la meta sin problemas, sana y salva, hace que aprietes más para subir y realizar los últimos pasos de la etapa 16ª. Chispea un poco, pero ya la meta se ha alcanzado.

viernes, 27 de abril de 2012

Camino de Santiago 15ª etapa

Hoy es viernes 27 de abril y comienza para muchos el puente del 1 de mayo, que afortunadamente puedo disfrutar. Y que mejor opción que seguir el camino de Santiago y aprovechar estos días para recorrer algunos kilómetros más.
Como dice el refrán: " El hombre propone y Dios dispone"...nunca mejor dicho. Aunque llevaba planificada mis etapas, a veces surgen cosillas que una no se espera, pero bueno, que se le va a hacer. Todo peregrino sabe que el camino a veces se hace cuesta arriba.
Esta etapa debería haber sido la 17ª, pero por motivos de enlaces con autobuses y del tiempo me dispongo a cambiar el orden de algunas etapas, es la mejor opción que tengo para poder correr al menos tres días.
Salgo hacia Aldea del Cano en coche a las 3 de la tarde. El día está muy nublado e incluso a veces llueve. Llego al pueblo sobre las 5h. He decidido dormir en el albergue del pueblo. Para mi sorpresa, cuando llego no tengo que pagar. Resulta que unas francesas han pagado y se han ido, no les gustó el sitio, y me dan uno de sus tickets. En el albergue hay ya varias personas y sólo dos camas vacías, una la pillo yo y la otra la coge un chaval que llega después.
Dejo las cosas y me preparo para hacer la etapa de hoy. Si no tardo mucho cogeré el bus de vuelta a las 19,35h. que pasa por Valdesalor, pueblo donde se hallará la meta de hoy.


El camino se hace muy fácil porque prácticamente es llano todo el recorrido. Hay algunos pequeños charcos, pero sin importancia. El clima perfecto porque no hace calor y se va muy bien corriendo. se me olvidó coger mi bote de agua y no podré beber nada hasta que no llegue al pueblo.

Paso por varios campos con rebaños de ovejas y me ladran de lejos y dentro de las fincas los dichosos perritos. Voy tranquila porque están dentro. Lo que no me esperaba fue cuando un perro enorme me salió al sendero a ladrarme con todo su genio. El perro tipo mastín era enorme y tuve que pararme para no pasar por su lado corriendo y evitar así que de un bocado me quite la celulitis de una de mis piernas o quizás de las dos. Cojo un palo grande; (tal y como aconsejan en las web del camino), para intimidar un poco. dió resultado, pues aunque seguía ladrando no se acercó a mí.
Cuando me alejo unos metros de él, sigo corriendo a mi ritmo.
Al poco tiempo se ven las primeras casas de Valdesalor y ya sé que voy a cumplir de nuevo una etapa.






Cerca del pueblo hay un puente precioso con calzada romana. Parece que estoy metida en una maqueta, correr por él me transporta a siglos pasados y no puedo dejar de pensar la cantidad de personas diferentes que habrán cruzado y pisado las mismas piedras que ahora piso yo.

Llego finalmente al pueblo y busco un bar para tomar un café y beber agua. La tarde se ha enfriado mucho, y se ha puesto muy oscura, parece que va a caer el diluvio. Me abrigo y busco un bar.
Por lo visto hay dos, pero ninguno de ellos está abierto.
Veo que el ayuntamiento está abierto, a pesar de ser las 18,20h de la tarde. Entro para preguntar y asegurarme sobre el autobus que pasa por las tardes. La chica que me atiende, no tiene ni idea. Y tampoco en la parada, fría y congeladora, existe ningún cartel que indique los horarios. Bueno sí, para no ser mentirosa, hay un cartel con los horarios pero está medio arrancado y lo poquito que queda ya de él está comido por el sol. ¡En España siempre informamos de lujo!
Sin café y sin información me siento en la desolada parada a esperar que el reloj marque las 19,35h.
Ni que decir tiene que en más de una hora allí esperando me dió tiempo a estirar, a pensar, a cantar, a llamar por teléfono, y a aburrirme de lo lindo. A también y muy importante a morirme de frío. Las uñas las tenía moradas, ya no sabía en que postura sentarme, el frío era horroroso.
No me desespero mucho, la verdad, porque "sana con gusto no pica", y tampoco consiento a mi cabeza en esos momentos que me desmoralice y me quite la "felicidad" que siento de poder estar allí, de poder estar durante el finde haciendo lo que quiero hacer,... correr.
Dice un salmo "Hay tiempo para todo, tiempo de espera, tiempo de recibir, tiempo de cosechar, tiempo de segar..." Y yo intento aplicarme esta tarde estos versículos para no deprimirme...y para concentrarme que nada pasa por casualidad.
Llegan varias personas por la parada y pregunto de nuevo por la hora del bus para asegurarme. Me afirman que pasa a la hora dicha.
LLega la hora y cada vez tengo más frío. Ha empezado a llover a cántaros y me refugio en la parada del agua, aunque no del frío.
Ya se acerca el bus, y me pongo de pie muy contenta. Pero el bus pasa de largo y me deja allí tirada. el conductor ni me mira, y me entra una angustia y una rabia que me impide gritar y chillar, ¡qué cabreo más grande! Me entran ganas de todo, y claro sabiendo que llevo allí más de una hora esperando para nada, que ya son cerca de las 8 y que estoy a once kilómetros de mi coche y del albergue...no me queda otra que ponerme a andar bajo la lluvia, con más penurria, más enfado y con más frío.
Cuando mi reloj empieza de nuevo a marcar los metros, los dos primeros kilómetros se me hacen eternos. Tengo tanto frío que no puedo ni andar, y ni decir tiene que el mismo agobio me impide correr. Se me ha quitado las ganas de un plumazo. ¡Con lo bien que iba el día...!
Va oscureciendo y sigue cayendo agua, aunque ahora más suave. Empiezan a pasar varios coches, voy por la N-630, y sin pensármelo mucho decido comenzar a hacer autostop. Es la primera vez que lo hago, pero si quiero llegar al albergue no me queda otra que intentar que alguien me lleve a Aldea del Cano.
Por supuesto que los coches pasan a gran velocidad y pasan totalmente de mí. Voy mojada, congelada, y debo llevar una pinta con el chubasquero de lo más "chic".
Rezo para que alguien pare, pues llevo mucho frío. Por fin Dios me manda al ángel del día y se para un chico con su ranchera. Cruzo la carretera ya más contenta y dando gracias por haberse parado un alma caritativa, me ha costado pero lo he conseguido.
A los 10 minutos llegamos a Aldea y ya puedo decir que descanso de la jornada. Ha sido dura, pero ya estoy tranquila.
Una vez que llego al albergue, me ducho y me siento en el salón a comer algo.
En el albergue hay una pareja de franceses, un italiano, dos de Tarragona y cuatro hombres más que no sé de donde son pues no hablo con ellos mucho.
El italiano me pregunta que tal la etapa y empezamos a hablar en italiano. Le comento que el próximo jueves tengo un examen y me dice que hable en italiano para así estudiar. Él me va corrigiendo mis fallos,(que son muchos). Me dice que hablo bien. ¡Qué suerte!
Ellos llevan en el albergue desde las 3. Hay un buien ambiente. La mayoría vienen desde Sevilla. Los de Tarragona por ejemplo, llegarán a Santiago en 33 días.
La jornada ha sido larga y dura para todos y nos acostamos prontito.
He aquí una foto con los peregrinos de Tarragona, al día siguiente cuando nos despedimos.