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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Camino de santiago, 7ª etapa


Hoy es miércoles, único día entre semana que no tengo "obligaciones". En Aracena está lloviendo, chispeando. Mando mensaje a mi hermano y en Segura no. Así que no me lo pienso y paso de la siesta y me visto decidida a ir a por mi 7ª etapa. aunque hago varios intentos, nadie me puede acompañar hoy. así que me voy nuevamente sola en mi coche.

Lo dejo aparacado justo en el sendero donde el día anterior habíamos trazado la meta.
La tarde está maravillosa, con mucho sol, y nubes lejanas. Nada que ver con la tarde en Aracena.

Me voy muy abrigada porque hace frío, aunque rápidamente me empieza a sobrar casi todo. Voy buscando el camino hacia la izquierda de la carretera a dos kms de mi coche, y por fin diviso la primera concha del día.
El sendero promete, pero pronto me veo sin saber bien hacia donde ir. Llego a una cancela en la que se puede leer "Los Cuchilleros" y coincide con mis datos, pero pasar la cancela tal y como indica la señal no me apetece mucho pues hay muchas vacas y todas mirándome, como queriendo saber si me decido o no a entrar, para salir ellas detrás mía supongo. Intyento abrir la cancela y con la misma la vuelvo a cerrar. ¡No soy tan valiente! Me las ingenio para poder llegar a la cancela que veo a unos 100 metros evitando las vacas. Me salto la pared, doy un rodeo, me vuelvo a saltar otra, y cuando creo haberlo conseguido me encuentro con una alambrada. Vuelvo a saltar por un tramo derruido. Y vuelvo a encontrarme con el mismo problema, más vacas, más vacas que me miran.

Me desespero. Veo que el sendero sigue en el horizonte. En ese horizonte entre vacas. pero lo siento, no puedo y decido volver sobre mis pasos para volver a la carretera y hacer hoy el tramo por ella.

Antes de volver hacia atrás pienso que quizás recortando campo a través en linea recta llegue a la carretera, y así lo hago. vuelvo a saltarme se un campo a otro por las paredes de piedras que los limitan. Menos mal que en Extremadura no hay demasiados campos vallados con alambradas, así es más fácil pasar.

Justo cuando llevo unos metros me encuentro con una señal amarilla que me indica que voy bien. Lo cual primero me da muchísima alegría y después me demuestra que la señal marcada en la cancela de "Los Cuchilleros" está equivocada, porque te hace creer que tienes que atravesar el campo. Y no es así, hay que coger hacia la derecha.

Llego al río Árdila, río que tenía anotado para traspasarlo. Se vadea por unas piedras y aprovecho mi alegría para hacerme unas fotillos sobre ellas.


Llego de nuevo a la carretera, ya ya sé que no hay pérdida, porque todo el trayecto es a través de asfalto, no hay otra opción marcada.
Paso por una ermita, muy blanca, muy bonita. Me ladran unos perros que están dentro de un campo, y yo sigo a lo mío, a dar una y otra zancada.

El final de la etapa se hace pesado porque termina en cuesta y es algo más de un kilómetro.

Como llego temprano al pueblo, Valencia del Ventoso, busco un bar para tomar un café. ¡Hoy me lo merezco! Le pregunto a unas mujeres dónde encontrar un bar. Me indican uno que me parece estar en el quinto pino. El gps me muestra que está tan solo a 300 metros. Se me hace eterno. Llego y está cerrado. No soporto la idea de quedarme sin un café, pues me dicen los vecinos asomados a sus puertas que si ese está cerrado, los demás tanmbién.

Al segundo sale la dueña del bar que va a abrirlo. Son las 6 de la tarde, hora de abrir-me dice ella. Luego me comenta que antes no va nadie.

Me tomo mi cafelito que me sabe a gloria. Le cuento a la mujer que he llegado corriendo y que necesitaba un café, además de agua, claro. Al contarle que estoy haciendo el camino, la mujer se ofrece para lo que necesite.

No me paro mucho, aunque la conversación es amena, porque debo volver al coche antes que anochezca, y ya son más de las 6.

Pienso volver andando, pero como la salida del pueblo ahora es cuesta abajo, me dejo caer, hasta donde llegue o hasta donde me canse. Sigo, sigo,...y ya decido volver todo el trayecto corriendo. Y menos mal, finalmente se me hizo de noche, pero ya veía mi coche de lejos.

Vuelvo en coche al pueblo, porque la mujer del bar me ha indicado que hay misa a las 7,30 y aún no he podido sellar mi credencial ningún día. Por el camino voy pensando que aunque aún es temprano, las 6,40h no me importaría quedarme a misa. Y así es como realizaría una etapa de peregrina total, con misa incluida. Llego a la iglesia y me indica un hombre que precisamente los miércoles no hay misa por la tarde, que son por las mañanas. "Mi gozo en un pozo". Ni misa ni sello en mi credencial.

De todas formas vuelvo contenta, he podido realizar una etapa más.

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